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martes, 13 de mayo de 2008

Voltaire

Voltaire. François-Marie Arouet
Nacionalidad: Francia
París 21-11-1694 - París 30-5-1778
Filósofo

Nacido en París el 21 de noviembre de 1694, François-Marie Arouet, de sobrenombre Voltaire, estudió entre los jesuitas del colegio Louis le Grand. Hijo de notario, pronto se dedicó a la escritura y al ensayo filosófico, inscrito su pensamiento en plena época y ambiente de expansión del movimiento ilustrado. Seguidor de la obra de Bayle, al que admira, su pensamiento se muestra racionalmente crítico contra lo que determina como "prejuicios". Así, su agnosticismo racionalista y espíritu independiente le llevan a atacar cuestiones fundamentales de su tiempo como el absolutismo y la superstición, por considerarlas alejadas de la razón y no sometidas al examen de la reflexión y el análisis. Su escepticismo religioso hay que inscribirlo en el deismo, doctrina según la cual Dios está presente en la naturaleza como entidad creadora y ordenante, aunque no en la historia, ámbito de desenvolvimiento del ser humano. Herederos de su pensamiento son Kant, Hegel, Saint-Simon o Marx.
Tras escribir la tragedia "Edipo", publicada en 1718, viaja a Gran Bretaña, conociendo allí a Locke y Newton. De nuevo en Francia publica en 1734 sus "Cartas filosóficas" y en 1764 su "Diccionario filosófico". También realiza aportaciones a la "Enciclopedia" de Bayle, Diderot y D´Alambert, recopilación sistemática del saber acumulado de la época en la que también interviene Rousseau. En 1759 publica su mejor obra filosófica, "Cándido", una obra sobre la idoneidad del mundo tal como lo conocen los hombres, el conformismo y la búsqueda de la felicidad. Su calidad estilística y profundidad de pensamiento será alabada por genios como Goethe. Las raíces de su pensamiento se hallan en pensadores de la talla de Spinoza o Bayle, a los que añade el refinamiento expositivo y el tratamiento satírico.
Autor teatral, entre sus obras cabe citar "Bruto" (1730) o "La muerte de César" (1735). También realizó escritos de tono satírico como "El templo del justo" (1733) o ensayos, como "Ensayo sobre las costumbres" (1756). Voltaire falleció en París el 30 de mayo de 1778.

Fuente: Arte historia

Cándido o El Optimismo

Manuel Kant

Immanuel Kant. Filósofo idealista alemán (1724-1804), adalid del Idealismo trascendental. Nació y murió en la ciudad alemana de Könisberg, en una familia humilde. Educado en el pietismo, recibiendo una educación muy dura y rígida, que marcaría sus hábitos vitales durante toda su vida. Ingresó en la universidad de Könisberg, donde estudió Lógica, Metafísica y a Isaac Newton. Dio clases como profesor particular hasta que ingresó en la universidad como profesor de Metafísica. Nunca abandonó (salvo escasas ocasiones) su ciudad.

Partiendo del racionalismo de Cristian Wolff, el contacto con el empirismo de David Hume le impelió a realizar la crítica a la Metafísica tradicional, pero no desde la posición puramente empirista, sino compaginando también el racionalismo. Así, su crítica fundamental contra la Metafísica es probar que no se trata de una ciencia como la de Newton, en tanto que un juicio sintético a priori de la Metafísica no puede convertirse en fundamento de una ciencia, ya que supera los límites de la experiencia y su estructura lógica es contradictoria (p.e., Dios, en tanto que ens realissimum, como señalaba Wolff, habría de anegarlo todo por contener en sí todas las perfecciones, algo absurdo). En general, Kant utilizó todos los conceptos de la escolástica tradicional pero reformulados (Concepto, Juicio, Raciocinio convertido en Estética, Analítica y Dialéctica en la Crítica de la Razón Pura), con vistas a salvar la concepción espiritualista cristiana, convirtiendo las Ideas puras de la Metafísica, en postulados de la razón práctica.

Entre sus obras destacan las del llamado «período crítico» y «poscrítico»: Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio con la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y La religión bajo los límites de la razón.

«Y esto es lo que hizo Kant: legitimar ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la Biología, la Antropología), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del Alma, del Mundo y de Dios. La legitimación se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el materialismo) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el dogmatismo de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional. (...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el materialismo filosófico tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del sistema del idealismo trascendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera conciencia de sí mismo por su oposición al idealismo kantiano.»

Gustavo Bueno, en su intervención durante los IX Encuentros de Filosofía en Gijón, julio 2004, conmemorativos del bicentenario de Kant.

Fuente: Enciclopedia Filosófica
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