Immanuel Kant. Filósofo idealista alemán (1724-1804), adalid del Idealismo trascendental. Nació y murió en la ciudad alemana de Könisberg, en una familia humilde. Educado en el pietismo, recibiendo una educación muy dura y rígida, que marcaría sus hábitos vitales durante toda su vida. Ingresó en la universidad de Könisberg, donde estudió Lógica, Metafísica y a Isaac Newton. Dio clases como profesor particular hasta que ingresó en la universidad como profesor de Metafísica. Nunca abandonó (salvo escasas ocasiones) su ciudad.
Partiendo del racionalismo de Cristian Wolff, el contacto con el empirismo de David Hume le impelió a realizar la crítica a la Metafísica tradicional, pero no desde la posición puramente empirista, sino compaginando también el racionalismo. Así, su crítica fundamental contra la Metafísica es probar que no se trata de una ciencia como la de Newton, en tanto que un juicio sintético a priori de la Metafísica no puede convertirse en fundamento de una ciencia, ya que supera los límites de la experiencia y su estructura lógica es contradictoria (p.e., Dios, en tanto que ens realissimum, como señalaba Wolff, habría de anegarlo todo por contener en sí todas las perfecciones, algo absurdo). En general, Kant utilizó todos los conceptos de la escolástica tradicional pero reformulados (Concepto, Juicio, Raciocinio convertido en Estética, Analítica y Dialéctica en la Crítica de la Razón Pura), con vistas a salvar la concepción espiritualista cristiana, convirtiendo las Ideas puras de la Metafísica, en postulados de la razón práctica.
Entre sus obras destacan las del llamado «período crítico» y «poscrítico»: Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio con la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y La religión bajo los límites de la razón.
«Y esto es lo que hizo Kant: legitimar ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la Biología, la Antropología), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del Alma, del Mundo y de Dios. La legitimación se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el materialismo) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el dogmatismo de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional. (...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el materialismo filosófico tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del sistema del idealismo trascendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera conciencia de sí mismo por su oposición al idealismo kantiano.»
Gustavo Bueno, en su intervención durante los IX Encuentros de Filosofía en Gijón, julio 2004, conmemorativos del bicentenario de Kant.
Fuente: Enciclopedia Filosófica
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